NUTRICIÓN
El bajo peso y la malnutrición es un rasgo tratable frecuente en los pacientes con EPOC (25-35% de los casos) y repercute negativamente en el aparato respiratorio, la musculatura de las extremidades y el sistema inmunitario2. Esto conduce a una mayor pérdida de la función pulmonar expresada por el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1), mayor deterioro del tejido pulmonar con un mayor porcentaje de enfisema, disminución de la capacidad de ejercicio y aumento de la mortalidad (3,4).
El grupo de trabajo GesEPOC considera que se debe hacer una valoración del estado nutricional en todos los pacientes con EPOC. La valoración del estado nutricional inicial del paciente se hará con el índice de masa corporal (IMC) (5). Los pacientes con malnutrición (definida por la Organización Mundial de la Salud como un IMC<18,5 kg/m2) y los obesos (IMC>30 kg/m2) pueden requerir una evaluación más profunda de su estado nutricional con bioimpedancia eléctrica para la estimación del índice de masa libre de grasa y apoyarse en unidades de nutrición para optimizar el grado de soporte nutricional.
El grupo de trabajo GesEPOC considera que se debe aplicar soporte nutricional en el paciente malnutrido, aunque su intensidad y duración no están bien establecidas y reflejan la falta de conocimiento sobre los mecanismos etiopatogénicos que conducen a esta situación en la EPOC. A pesar de estas limitaciones, en los pacientes con EPOC malnutridos, el suplemento nutricional con dieta rica en ácidos grasos poliinsaturados y antioxidantes (vitaminas C y E y selenio) consigue aumentar el peso y mejorar la fuerza muscular, la actividad física, la capacidad de ejercicio y la calidad de vida (6-8).
El desafío futuro para el campo de la nutrición clínica en el manejo de la desnutrición en la EPOC es identificar y caracterizar los objetivos específicos de la intervención nutricional (desequilibrio energético, sarcopenia, caquexia y fragilidad) que favorezcan intervenciones mejor dirigidas.
La obesidad también es otro posible factor en los pacientes con EPOC, ya que puede limitar la capacidad de ejercicio, producir restricción respiratoria y agravar la disnea (9). No obstante, su impacto en el pronóstico de la enfermedad es menor que la malnutrición. En su manejo debemos tratar de disminuir la masa grasa, por lo que es esencial el consejo dietético y el promover la actividad física (10).
Por último, especial consideración debe hacerse sobre la suplementación dietética con vitamina D. Un metaanálisis reciente de 4ensayos controlados demuestra que la administración oral de vitamina D reduce las exacerbaciones moderadas-graves en pacientes con EPOC, pero solo en aquellos casos con niveles de vitamina D<25 nmol/L (11). Con base en estos datos, se propone evaluar de forma rutinaria los niveles de vitamina D en pacientes con EPOC y fenotipo agudizador y pautar tratamiento sustitutivo para mantener niveles>25 nmol/L (11).